Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

sábado, 7 de noviembre de 2015

Megalómanías.

Este post se lo dedico a mi hija Isa y a sus amigos artistas.

ARTÍSTICO DIVORCIO.

¿Para qué sirven los sellos?

Para mandar cartas.

Es la señal de que el remitente ha pagado el servicio del envío.

¿Para qué sirven los cuadros?

Para decorar.

Suena mal, porque uno se pone tan exquisito que atribuye a los cuadros y a las esculturas papeles más trascendentales, más espirituales, más divinos. Como si decorar no fuera bastante trascendental, espiritual y divino.

Se puede vivir en una cueva, en una choza, en una cuadra, en una pocilga, pero son maneras indignas de vivir. La manera digna de vivir es en una casa, en un piso, en un hogar, donde reine la limpieza y el orden y el buen gusto. Para eso debe estar bien decorado, porque ayuda a vivir, a cruzar con bonhomía este valle de lágrimas. Y eso se consigue en una parte apreciable con los buenos muebles y con los buenos cuadros. No caros, buenos y adecuados.

Todo el mundo tiene muebles, pero no todo el mundo tiene cuadros.

¿Por qué?

Porque los cuadros son muy caros.

¿Y por qué son tan caros?

Porque las galerías de arte los venden muy caros. A lo mejor no es así, pero eso es lo que se cree.

¿Por qué se cree eso? Porque ese es el paradigma: ¡La exclusividad del arte!

Antes pasaba eso con los coches, solo tenían coches los ricos, y los de los coches de alquiler.

También hoy tienen los ricos coches exclusivos, pero hay una infinidad de personas que sin ser ricas tienen coche. Coches, que si uno se fija, son fantásticos.

Con los cuadros no pasa eso. Solo los tienen los potentados, mientras que el común de los mortales carece de ellos.

Solo se venden los cuadros equivalentes a Ferrari, Porche y Maserati

¿Y los cuadros equivalentes a Ford, Seat y Ranault no existen? 

Si que existen, pero no se venden, ni pueden comprarse de hecho porque no hay mercado para ellos. Y pintores con talento, que producen obras muy apreciables se mueren de asco, y el público en general pone posters en su casa, con lo que su vivienda carece de ese calor inefable que producen los buenos cuadros.

Pasa como si los sellos no existieran más que para filatélicos, para coleccionistas y para abastecer un mercado de precios astronómicos.

El arte hoy por hoy en nuestro país existe para exclusivo uso y disfrute de los coleccionistas. Gente potentada que condensa en sus cuadros sus recursos excedentes. Que con la complicidad de curadores, críticos y comisarios solo le dan el plácet a un restringido número de artistas ¡para evitar la inflación! Haciendo sinónimos a dos conceptos que tendrían que ser distintos: valor y precio.

Coleccionistas que tienen algunas de sus obras coleccionadas en sus fastuosas residencias, y el resto en blindados trasteros. Hasta que en el ocaso de sus vidas consigan que alguna institución pública coloque esas obras en algún museo.

Y mientras el común de los mortales y el común de los artistas, también mortales, están aislados, enclaustrados cada uno en su miseria.


2 comentarios:

Isa dijo...

Gracias por la dedicatoria :-) y totalmente de acuerdo con el post! Es una pena que no exista ese mercado (y no lo digo por mi, que soy una enchufada porque tengo cuadros de mi padre, pero no todo el mundo tiene la misma suerte). Deberíamos hacer algo para intentar crearlo.

saltes dijo...

Es difícil, porq la estructura social relativa al arte es muy reaccionaria. Parte del supuesto de q la sociedad se compone de una minoría de patricios y una mayoría de plebeyos, de modo q los patricios poseen las obras de arte y los plebeyos hacen colas en los museos para verlas un ratito, previo pago de la entrada.