Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

jueves, 19 de marzo de 2015

El monstruo benévolo.


LAS GUANABANAS.

No hay que engañarse. Las mejores frutas del mundo no son las tropicales, sino las de las franjas templadas de la Tierra, Estamos los españoles en una de ellas. Donde se cría el grupo de las rosáceas: las manzanas, las peras, los melocotones, los albaricoques, las ciruelas, las cerezas. Si además son propias de estas zonas las naranjas y otros cítricos, las uvas, y cucurbitáceas como las sandías y los melones ¡para qué más!

Pero es que las tropicales son mucho más llamativas, porque parecen arrancadas de cuadros de Rouseau el Aduanero: las piñas, los cocos, los mangos, los aguacates, las carambolas, las parchas, los cajuiles, las quenepas, los mameyes, las papayas y además los cítricos como las chinas, que son las naranjas, pero que no están tan limpitas y anaranjadas como aquí, sino cubiertas de mohos y levaduras que le dan un colorido entre verdoso, marrón y anaranjado, las toronjas y las cidras, que se usan para hacer confituras y tienen perfil de ocho. Y en Haití hay unas muy curiosas con forma de peras ¡y por si fuera poco los plátanos!

Claro que decir plátanos es como no decir nada. Porque en Puerto Rico, que es lo que conozco por vivido, la nómina de bananas es interminable. Lo que aquí llamamos plátanos se corresponden con los guineos de allí. A los que hay que sumar los guineos niño, que como su nombre indica son pequeñitos, los santa cruz, que son, más o menos, como los canarios, los manzanos, con sabor o aroma a manzana. Y otros muy ordinarios: los mafafos, que son amoratados y bastos, por lo que también se les llama rompepecho o rompeculo. Se usan para cocinar y rellenar pasteles, que en otros sitios les llaman tamales. Consiste en una pasta envuelta en hoja de plátano y luego hervida. Cuentan que a un curita español le invitaros a comer este manjar ¿Le ha gustado padre? ¡Muy ricos! aunque la lechuguita un poco dura, dijo. Por último los plátanos macho, que se encuentran en Madrid con toda facilidad, son enormes y siempre se consumen cocinados, bien sea verdes, cortados en rodajas, fritos someramente, luego aplastados para después volverlos a freír al punto dorado, eso son los tostones. O bien maduros y también fritos, resultando un postre dulce muy agradable.

Si a la fruta le añadimos las viandas, que son tubérculos como las papas ¡nada de patatas! tenemos una nomenclatura que es pura poesía: Ñame, yuca, yautía, malanga. Otras son frutos de árboles como el mapén y el panapén, que uno de ellos creo que es el famoso árbol del pan, y el otro da castañas ¡Nicolás Guillen en el mercado!

Hay muchos más. Con un poco de suerte mi amadísimo discípulo o mi tocayo de Cáguas corregirán  y ampliarán el repertorio.

Pero de toda ese frutero tropical lo que más me impresionó fueron las guanábanas ¡que ya pueden verse en Madrid.

Parecen chirimoyas grandísimas con aspecto temible, porque están cubiertas de amenazantes púas en forma de ganchos ¡dan miedo! Pero nada más lejos de la realidad, porque son blanditas y no pinchan. Por dentro también parecen chirimoyas, con una pulpa blanquecina y con pipas negras como cuentas de un collar. No son tan dulces como las chirimoyas, y con ellas se hace un refresco que parece leche y se llama carato. Dicen que son medicinales y combaten nada menos que el cáncer. Frente a nuestro patio en Villa Grillasca, que ya os conté, una vecina tenía un palo de guanábana, que lo recuerdo a menudo.


Dicen que hay que cogerlas del árbol cuando aún están verdes, porque cuando maduran se caen impulsadas por el considerable peso debido a su gran tamaño, y que se espachurran en el suelo. Por eso hay un dicho en Borinquén para describir a los que tropiezan y caen fatalmente: "¡Cayó como una guanábana!"


1 comentario:

Angelarcardona dijo...

Úbeda, cuando yo era pequeña, producía más ciruelas que cualquier municipio de la zona. Luego fueron desapareciendo.

Pero leyendo tu columna me han dado ganas de ir a la frutería y comprar frutos que nombras, que no se ni que aspecto tienen. Tengo una al lado de casa, algo cara, pero muy surtida.

Beso Ángela