HISTORIAS DE ESPAÑA.
Hay una historia de España
edulcorada y heroica que es la que le meten a los chiquillos en el colegio y
otra agria escrita por los enemigos. Y claro, cuando se huye de la primera se
cae fácilmente en la segunda. Se huye de la primera porque es tendenciosa, pero
es que la segunda también lo es. Hay historias más leales, hechas por
historiadores decentes, pero hay que buscarlas afanosamente y con suerte se
pueden encontrar.
El caso es que España es un sitio
interesantísimo. La Península Ibérica, Portugal y España, es un balcón abierto
al Océano Atlántico, el mar exterior, como Grecia antes e Italia después lo
fueron para el Mediterráneo, el mar interior. Y desde esos balcones se ha
civilizado una buena parte del Mundo.
Y no solo es interesante el papel
activo de la Península Ibérica, también el pasivo. La romanización de la
Península Ibérica fue un hito que motivó el inicio de una nueva era, la Era
Hispánica. El papel de Hispania en el Imperio Romano fue sobresaliente, prueba
de ello es que dio algunos emperadores.
Por otra parte dos
civilizaciones, la judía y la musulmana, nombran este país a su gusto: Sefarad
y Al Ándalus. Y ambas tienen como timbre de gloria el haber estado radicadas en la Península Ibérica, Los
sefarditas forman una de las dos grandes ramas de la civilización judía y
aunque no hay un equivalente en la musulmana nuestro país es el pretérito añorado por ellos.
Me sorprendió mi amiga Manola
cuando me dijo, hace ya mucho tiempo, que España fue hasta el XIX un país
enorme, como lo es hoy los Estados Unidos. Cuya lengua se hablaba en todo el
mundo, todavía se habla en una buena parte, y que todo el mundo seguía, como se
hace hoy respecto a los Estados Unidos, sus criterios, sus costumbres y su moda,
por ejemplo el sombrero de tres picos tuvo un alcance universal, y era una moda
española. Luego esa confederación hispánica se fraccionó, porque ese era el
signo de los nuevos tiempos.
El español no fue propiamente un
imperio al estilo británico. Fue un estado confederal con monarcas comunes a
todos los estados confederados. Hace ya mucho le oí, por la radio o por la
tele, al historiador venezolano Pietri que había hecho una historia de su país
dividida en tres partes: Precolombina, Colonial e Independiente. Y que al
segundo periodo lo había titulado así por seguir la convención al uso y no
porque su país hubiera sido nunca colonia de nadie. Lo diría porque su país formaba
parte de la Corona de España con paridad
con los demás países confederados, entre ellos la propia España. Es humillante
para los países latinoamericanos tener un pasado colonial ¡no sé por qué lo aceptan!
Si además no es verdad. No es más que una interpretación de la realidad ¿por qué adoptar la más adversa?
Verdaderamente yo no defiendo
ninguna historia oficializada, ni propia ni extraña, porque no me las creo,
pero si uno se arrima a una historia verdaderamente profesional se queda
admirado. Y no lo digo con orgullo, porque no me siento orgulloso por nada y
mucho menos por algo en lo que no tengo ningún mérito.
Me parieron aquí sin preguntarme
siquiera.
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