Salterio Online

Bienvenidos al blog de Tomás Garcia Asensio también conocido como Saltés. Los que me conocen sabrán de que va esto, y los que no, lo irán descubriendo...

domingo, 28 de marzo de 2010

Nítido pretérito.

Este post es el nº 159 del Salterio.
50 AÑOS NO ES NADA.



Se me pasan los días, los meses y los años sin quedar una larga temporada en mi Huelva natal. La semana pasada estuve 5 días, porque fui al Pregón de Semana Santa que pronunció mi cuñado Fernando, en el Gran Teatro. Tan solemne acto fue presidido por el obispo y por el alcalde. Y el discurso, pleno de erudición, resultó muy emocionante.

Hacía muchos años que no paseaba tanto por el ámbito de mi infancia y de mi adolescencia. Y aunque la ciudad se ha extendido mucho por espacios que antes eran remotos, o el puro campo. El casco histórico, el de mi propia historia, que lo recordaba inmenso, ahora me parece muy recoleto. Debido a lo mal acostumbrado que me tiene el gigantismo madrileño. De modo que en mis paseos me parecía estar calzando las botas de siete porque llegaba enseguida a puntos que recordaba distantes.

Me producen extraños sentimientos confrontar la realidad que pude percibir en mis paseos con la que recordaba, que no es remota, sino inmediata. Porque mis recuerdos inmediatamente anteriores corresponden a hace medio siglo. Por lo que no exagero si digo que me siento un fósil viviente. De modo que si alguien, más joven, tiene curiosidad por que le desvele algo de lo que se pierde en la noche de los tiempos, estoy dispuesto a responder a cualquier pregunta. Pero no temáis porque nada diré de motu propio.

De todos modos el gran cambio de Huelva no se ha producido en estos 50 años, sino antes, al final de las dos décadas anteriores. Lo anterior a los 60 era otro mundo. Era una antigüedad tan remota que era puro medievalismo. Agravada, sobre todo, por la barbarie de la guerra civil. Que yo no tuve ocasión de vivir pero sí sentí el efecto de sus atroces rescoldos.

Son muchas las cosas ya desaparecidas que recuerdo con toda nitidez. Pero que ya no existen y su lugar está ocupado por otras para mí desconocidas. Sobre todo las papelerías que es donde venden lo necesario para materializar mis ensueños. Ni está La Imprenta Muñoz, ni El Diario de Huelva, ni La Imprenta Mojarro. En cambio está lo que está en todos los sitios, como Zara, Adolfo Domínguez y El Corte Inglés. La plaza del mercado está en pura demolición y un modernísimo mercado ha surgido fulgurante.

Y, claro, la gente ha cambiado mucho. Ninguno de los jóvenes que me cruzo por la calle había nacido cuando yo, como ellos ahora, era joven. Y muchos contemporáneos no nos reconocemos. De modo que cuando saludé a Perico, hermano menor de mi amigo y compañero de curso Adolfo se quedó pensando…y exclamó por fin ¡¡¡TOMÁS!!!

Yo si sabía quien es, porque desde hace quince años es el alcalde.



domingo, 21 de marzo de 2010

La elevación del espíritu y del cuerpo.

Este post nº 158 del Salterio se lo dedico a Marisa y a Lola.ASCENSIÓN

Hay actos que se ejecutan mecánicamente, sin reparar uno en ellos, pero que en el fondo de nuestro espíritu producen una sorda emoción. Uno de ellos es subir en ascensor.

Recuerdo perfectamente la primera vez que subí en un ascensor. No recuerdo qué edad tendría. Desde luego menos de diez años. Aquellos días estaba en casa una costurera. Era corriente que durante unos días fuera a las casas una costurera que ayudaba a la dueña a echar fuera el trabajo de costura que traía entre manos.

Aquella era muy simpática. Sus familiares habían vivido en Filipinas y me contaba truculentas historias de los salvajes cortadores de cabezas de aquellas tierras. Me dijo que tenía en su casa una panoplia de armas de aquella gente que prometió enseñarme. No recuerdo si fui a su casa o la trajo a la mía. Pero quedé decepcionado, no por las formas -que implicaban terrible peligro- que eran apasionantes, sino por los tamaños, ya que estaban en miniatura.

Mientras que ella cosía hablábamos sin parar. Y no se como salió en la conversación el tema de los ascensores. Por aquella época en toda Huelva no había más que uno. El del edificio recién construido en la Placeta ¡de nada menos que seis pisos!

¿Quieres subir en él? me dijo. Yo asentí entusiasmado.

Y fuimos. Entramos en el edificio. Luego en el ascensor. Pulsó el botón del último piso. Y el ascensor ¡ascendió!

Le dije un poco avergonzado

¿A dónde vamos?

¡Pues aquí!

Descendimos y volvimos a casa. Estaba satisfecho de haber volado dentro de esa caja.

Eso que parece, y es, cosa de niños pasa más de lo que creemos que pasa. Por ejemplo en el Reina Sofía. El edificio del Reina Sofía es epígono de una arquitectura tradicional llevada al gigantismo. Pero para museo de arte contemporáneo es, para mi gusto, de lo más inapropiado. Dicho con otras palabras, para esa función resulta feo de cojones.

Y ¿qué se les ocurrió para modernizarlo? Pues una solución infantil: ponerle unos ascensores del copete.

Luego lo quisieron apañar con un nuevo despropósito: la moderna trasera de Nouvel. Y todo eso despreciando un Museo de Arte Contemporáneo en la Ciudad Universitaria, que ya teníamos ¡que es un bellísimo edificio! pero que el pobre tiene la negra.


Total que una tarde en que visitaba con mi cuñada Marisa el Reina y cuando estábamos a punto de ascender en uno de los acristalados ascensores, veo en la calle a Lola, que es una discípula mía muy predilecta ¡pero no a mucho más de tres metros! Y en ese momento se obró el milagro, ya que es maestro se fue elevando en la transparente cápsula, saludando a su discípula, que quedó en tierra, correspondiéndole con su saludo.


domingo, 14 de marzo de 2010

La feria de las vanidades.

Este post es el nº 157 del Salterio. EN TORNO A ARCO


La semana pasada creí que no tenía ninguna bala en la recámara, pero la tenía en el bolsillo, y me debió dar pereza ponerla en su sitio. El tema es el relativo al pasado ARCO.

A las autoridades que pastorean nuestras mentes les ha dado por decir que ARCO ya no sirve, que ha fracasado y que hay que prescindir de dicha feria. Es cierto que el desconcierto es propio de ARCO desde el primer momento, que viene sufriendo constantes crisis de identidad.

Lo que me parece evidente es que no ha ocurrido nada radicalmente nuevo que justifique la invalidez de lo que antes era válido. Hasta ahora he visto todos los ARCOs y la sensación que tengo es que esa es una feria permanente a la que solo voy un par de días cada mes de Febrero, porque más o menos siempre es la misma. Hay un “espíritu ARCO” que permanece año tras año. En unas ocasiones rezuma pasta, en otras menos. A veces está petado de Tapies, otras de Arroyo, otras de fotos.

Y a mi me gusta ver todo eso ¡es una satisfacción! Si está pensado para vender y muchas personas, como yo mismo, no compran ¡qué le vamos a hacer! Seguramente tampoco comprarían los ricachones si no tuvieran un público pobretón de referencia ¡Pero los avariciosos tenderos no caen en la cuenta y quieren alejar a toda costa a los que no tienen el bolsillo a tope!

Por otra parte están los detractores de ARCO que quieren terminar con la feria porque está solo para millonatis y ¿qué coño hacemos allí los que no tenemos pasta?

Unos y otros coinciden en que la gente sin pasta no hacemos nada allí. Difieren en que unos quieren que no vayamos los pelaos y otros que no haya ARCO.

Yo estoy totalmente a favor de que haya ARCO. Como estoy a favor de que en la calle Serrano, y en la calle Velásquez estén esas tiendas tan cojonudas en las que jamás compraré nada, ni siquiera en rebajas, pero que adornan muchísimo. Y más que eso, evidencian el poder creador del talento humano. Y también la humana gilipollez. Pero es que la bondad sin mezcla de mal alguno, simplemente, no se da.

Es verdad que el arte moderno se haya convertido en objeto de disfrute exclusivo de la clase dominante es una ful. Está más que claro que la situación es manifiestamente mejorable. Pongámonos a ello sin hacer tabla rasa porque tiraremos al niño con el agua sucia del baño (En este caso el agua está limpia y perfumada).

Es penoso que mucha gente tenga sus casas desguarnecidas de obras de arte y muchísimos artistas tengan sus estudios atiborrados de obras de arte que no tienen salida.

¿Qué hay que hacer? Pues no lo sé. Pero es llamativo que se haya generalizado el uso de muchos objetos que antes eran “muy exclusivos” como coches, ropa, cosméticos, etc. mientras que el arte, que ideológicamente puede ser muy fácil o muy cochambroso, no sale del estrecho ámbito de los poderosos.

Y el caso es que los poderosos no tienen bastante poder para impulsar un sector que tienen secuestrado. Y no creo que nunca hayan sido los principales clientes de ARCO. Sino “las autoridades” que compran arte para el público patrimonio y se tiran el moco.

Lo “malo” es que antes las autoridades quedaban bien (y pillaban votos) comprando arte para el estado. Y ahora como parece que quedan bien (y pillan votos) es exhibiendo su austeridad guardándose de gastar en arte.

De ser cierta mi sospecha ¡menuda crisis la de ARCO!



domingo, 7 de marzo de 2010

Con la mente en blanco.

Este post nº 156 del Salterio se lo dedico a mis ilustres colegas Lola y Alberto. NADA DE NADA.



Esta semana no se me ha ocurrido nada. O, mejor dicho, no me ha ocurrido nada, ni he recordado nada que me diera pie para armar un post. Pero ¡no pasa nada!

Llegado el viernes, mi última esperanza estaba depositada en el hecho de que me tenían que sacar sangre otra vez, para confirmar que estoy sano como una pera, Y eso implicaría un poco de dramatismo que podría ser rentable. Si no recordad el post “Lento y profundo”. (Que sale cliqueando en el asterisco rojo *)

Llegué a un laboratorio al que no había ido antes. Me mandaron sentar en un tremendo sillón de donarte. Y la enfermera, de natural compasiva y con loable afán de ayudar, me espetó:

”Está usted muy nervioso”.

“Seguramente, contesté, es que a veces me mareo”. Yo sabía perfectamente que en semejante sillón no me marearía lo más mínimo.

“Los nervios déjelos fuera” [de aquel habitáculo] dijo ingeniosa. Y yo, tímidamente, asentí. Pero no me dijo ni una sola vez:



“Respire lenta y profundamente”


Actuó con un primor increíble. Más que un pinchazo aquello era una casi imperceptible caricia ¡Pero ya veis que eso no da para un post!

Aunque nunca se sabe porque yo veo que triunfa siempre el minimalismo más rabioso ¡Cómo dieron de sí las regañás! Y además el peso que me he quitado de encima al saber que catarlas no es metafísicamente imposible.

También resultó muy gratificante el de las melitas ¡ya me han proporcionado una! (No es de la marca genuina, sino totalmente cunera, sin asa y con un problema: que las gotas de café se deslizan por el plano inferior que sustenta al embudo y caen fuera del recipiente. Pero el embudo está limpio y entero. Tengo que cuidarla porque valiendo, como valen, las cafeteras eléctrica de filtro y embudo, tan solo 10€, ya no hay clientes que justifiquen la fabricación y distribución de los cutres embudos).

Bueno también he terminado de leer una novela que me ha gustado mucho “TOKIO BLUES” del japo Haruki Murakami.

Y he visto una exposición preciosa de SPALLETTI en la Galería Helga de Alvear, en la calle Doctor Fourquet nº 12 que está hasta el día 13 de los corrientes ¡No os la podéis perder bajo ningún concepto! Aunque a lo mejor la veis y os sabe a poco ¡Ya me contaréis!

Y por último, para que no os vayáis de vacío, os muestro dos imágenes extrañamente realistas: La de arriba es un dibujo que parece irreal, pero que se puede realizar en cualquier momento. Y la de abajo es una foto de un extraño vehículo que estaba aparcado en una calle de Nueva York.